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Importancia del teatro.





En una pequeña o gran ciudad o pueblo, un gran teatro en funcionamiento es el signo visible de cultura.

El teatro es una de las expresiones culturales más antiguas de la humanidad. Es de sobra conocido el papel crucial que tuvo en la antigua Grecia, cuna de la democracia, dejando obras de teatro inmortales que han llegado a nuestros días. El teatro ha gozado durante muchos siglos del fervor y de la afición del público y en muchos momentos ha sido una de los principales formas de diversión de la gente de todas las clases sociales. Ello fue así porque llegó a ser un espectáculo entretenido que atraía, divertía y además tenía una determinada función social. Desde entonces, variando en la forma según las tendencias de cada época, el teatro ha sido vehículo de las más profundas y complejas cuestiones humanas, preguntas de difícil respuesta, ideas, emociones y sentimientos de todo tipo. ¿Es posible vivir sin el teatro? He aquí algunos de los motivos por los que debemos responder negativamente a esa pregunta.

El teatro es de vital importancia en cualquier sociedad ya que es generador del desarrollo de la expresión creativa natural que todo ser trae consigo, y estimula tanto las cualidades como los valores sociales, morales y la autoestima.

Durante el siglo XX, el teatro ha tenido que competir con otras formas de entretenimiento de la gente, principalmente el cine, la televisión o los espectáculos musicales que son enormemente atractivos y se han convertido en verdaderos fenómenos de masas. Frente a ellos el teatro ha ido perdiendo terreno y ha dejado de ser el espectáculo popular de siglos anteriores.

Las obras de teatro son el reflejo de la realidad, a menudo de nuestros hechos cotidianos, y gracias a la ficción que se crea en el escenario podemos enfrentarnos a la vida en la distancia, como espectadores, y desde tal posición tomar una conciencia privilegiada de nosotros mismos. Este procedimiento nos permite tomar decisiones a posteriori, al abandonar la sala, y considerar nuestra circunstancia, o la de otros, desde diversos puntos de vista, que hasta entonces nos estaban vedados. Se produce lo que tradicionalmente vino a denominarse “catarsis”, purificación, que nos ayuda a enfrentarnos con más confianza a los hechos de cada día, representados en el escenario bajo un ropaje sutil, tras el cual, no obstante, somos capaces de vernos a nosotros mismos.

Gracias a una comedia, por ejemplo, podemos reírnos de situaciones graves, problemas y preocupaciones, efectuándose una desacralización de lo trágico, y obteniendo así un alivio que nos permite vivir más tranquilamente. Además, esto nos convierte en personas más tolerantes, con mayor capacidad de diálogo, y mejora nuestra comprensión del otro.

Cuando asistimos a obras de teatro no solo disfrutamos de una o dos horas de entretenimiento (lo cual es ya valioso de por sí). También nos enriquecemos por medio de la reflexión, procesando como espectadores activos la realidad dramatizada que actores y actrices despliegan ante nosotros. Y así ejercitamos nuestro pensamiento crítico, ampliando nuestra dimensión humana y creciendo como personas. Las obras de teatro nos llevan a situaciones, formas de pensar y comportamientos que nunca podriamos haber experimentado sin ellas. Y, al hacerlo, sentimos que algo nos toca en lo más íntimo, estableciendo un vínculo profundo con tal o cual personaje y viviendo a través de él; porque en el fondo late nuestra propia vida, y es que, como decia Terencio, somos hombres y nada de lo humano nos es ajeno.

En conclusiòn, el teatro, es sumamente importante ya que ayuda a la integridad en el desarrollo y   espíritu creativo, social de todo individuo. Como   la expresión y la simbología; la imaginación y la creatividad, el sentido estético, la apreciación artística, la sensibilidad, la percepción y el conocimiento.

“Cualquier sociedad por más desarrollada y autónoma que esta sea necesita del arte y la cultura para prevalecer y sobresalir sobre las demás”

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