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Origen de los títeres.


- ¿Que es un títere?

1. Origen de los títeres.

2. Grecia.
3. Venecia.
4. Francia.
5. China.
6. Japón.
7. España.
8. Inglaterra.
9. Alemania.
10. Checoslovaquia.
11. Rusia.
12. Estados Unidos.
13. Argentina.

- Bibliografía.


- ¿Qué es un títere?

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define a los títeres como “figurillas de pasta u otra materia, vestidos y adornados que se mueven con alguna cuerda o artificio”. Esta definición ha de ayudarnos a concebir el origen de los títeres, ya que comprende en su género a cualquier material para realizarlo y también todo sistema que permita su movimiento.
El origen de esta palabra viene de muy lejos y es admitido como muy probable que naciera del ti-ti-ti provocado por una lengüeta metálica que caracterizó a los títeres durante siglos.
Según Margareta Niculescu la definición más acertada es: “El títere es una imagen plástica capaz de actuar y representar”. En primer lugar, Margareta nos dice que el títere es una imagen plástica, “imagen” es un vocablo que tiene varias significaciones:
  •     Es la representación de un objeto en pintura, escultura, etc.
  •         Indica semejanza.
  •    Es sinónimo de símbolo y figura.
  •    Alude a lo que se refleja en un espejo o en la mente.
  •    También quiere decir metáfora.



1. Origen de los títeres.
El Títere está en el principio del teatro, pues títere son los símbolos figurativos iniciales, las estilizaciones de los dioses o las fuerzas de la naturaleza, los primeros disfraces de los hechiceros, las primeras máscaras.
Para estudiarla historia del teatro hay, pues, que estudiar, inevitablemente, la historia de las religiones. Las primeras representaciones teatrales son las litúrgicas, pues teatro y religión van unidos en sus inicios. El primer sacerdote es el primer actor, el primer escenario es el primer altar y los primeros fieles son los primeros espectadores. Cuando ante el misterio de la naturaleza hay que crear una figura que la represente, nace el primer ídolo. El ídolo no sólo es la representación del dios en la tierra: el ídolo es la excusa para que a su alrededor se monte un espectáculo, con luces, sus sonidos, sus declamaciones. Al nacer el primer ídolo articulado nació el teatro de muñecos. Pero hay que distinguir entre uno y otro, y no confundir ídolo con muñeco.
La marioneta, que remeda al hombre vivo rompe sus proporciones, que altera su dimensión, fue en opinión de Paul McPharlin, “el siguiente paso” de la máscara. La máscara y la marioneta pudieron ser encarnaciones simultaneas del espíritu mágico y cumplir funciones rituales distintas, sin romper por eso su parentesco.
En lo que concierne al arte y al teatro de los muñecos están todos los autores generalmente de acuerdo que en situar sus inicios en Egipto; de donde pasó a Grecia, particularmente en el arte del mimo que practicaban los helenos.
2. Grecia.
En lo que concierne al arte y al teatro de los muñecos están todos los autores generalmente de acuerdo que en situar sus inicios en Egipto; de donde pasó a Grecia, particularmente en el arte del mimo que practicaban los helenos.
En Grecia los muñecos animados eran llamados con el nombre de “Neuropasta” y en las ferias y fiestas representaban espectáculos profanos que atraían una multitud de espectadores Xenofonte, en el Symposium, nos cuenta que no sólo actuaba muñecos que representaban figuras humanas sino que también se representaban los personajes de la mitología, los centauros, los muñecos, los faunos... Las pantomimas que se representaban con muñecos eran tanto o más apreciadas que las de actores.
Herodoto, historiador de la antigüedad, consigna las representaciones de muñecos animados en los espectáculos religiosos en Grecia y en el antiguo Egipto, y sabemos que las tragedias de Eurípides se representabas en el teatro de Dionisios. Xenofonte, además habla de un titiritero de Siracusa llamado Poteinos, que movía muñecos en el mismo teatro en el que se representaba a Eurípides.
El más conocido manipulador de muñecos griegos ha sido Photino. Su popularidad ha llegado hasta nosotros a través de múltiples citas de los autores de la época. Hay alusiones a las marionetas en los escritos de Aristóteles, Apuleyo, Marco Aurelio, Petronio. San Agustín anota una representación de marionetas en la Roma decadente. A Photino le habían autorizado los actores a actuar con sus artistas de madera en el teatro de Dionisios, al pie de la acrópolis. Se había instalado, sin duda para ser mejor visto por la asistencia, sobre el thymele, el altar del dios que cada teatro griego tenía en el centro de la orquesta.
Arquímedes tuvo tiempo, entre tantas y tantas complejas ocupaciones como debía ocupaciones como debían impedírselo, de diseñar y construir complicados muñecos con extraños mecanismos, con los que lograba imitar todos los movimientos humanos. Por desgracia no ha llegado hasta nosotros más que la descripción de los movimientos desarrollados, pero ninguno sobre los mecanismos que los impulsaban. Es decir, sabemos el qué, pero no el cómo.
En cuanto a los muñecos en sí mismos, estaban suspendidos por la cabeza a una vara metálica, con lo que se parecían acaso a las marionetas actuales que se fabrican en Lieja y en Sicilia.
Ya en el tiempo de Pericles las representaciones que se daban en la plaza pública de la ciudad o de la pequeña población eran seguidas siempre por una enorme cantidad de público, niños y adultos. Esa es la característica del teatro de muñecos de esa época y de casi todas las épocas: sirve para divertir indistintamente a los pequeños y a los mayores. En tiempos de Sófocles consta que los muñecos no actuaban sólo en Atenas, sino que recorrían todos los pueblos.
En Atenas, a finales del siglo V antes de Cristo, el muñeco es sujeto de controversia entre los que gustan de sus espectáculos y de los que, como Aristóteles, no ven en él más que puerilidad. Se indigna, porque personalidades importantes se interpretan por los muñecos y los hacen representar en el curso de banquetes para la distracción de sus invitados.
Es innumerable la cantidad de títeres para niños que se han encontrado en las sepulturas infantiles griegas. Era costumbre de la época enterrar a los difuntos con sus objetos personales más queridos, y lógicamente enterraban a los niños con sus juguetes más preciados, su marioneta.
De la Grecia pasa la tradición del teatro de muñecos articulados a Roma. Los muñecos griegos son los que los romanos llevaron de sus conquistas. El origen de los muñecos en Roma está indiscutiblemente en Grecia. Roma supo en esto, como en todo, no sólo como tenía los países conquistados.
Entre los romanos el teatro de muñecos <como el resto de las expresiones teatrales> no estuvo excesivamente considerado. Sus actuaciones fueron pronto asimiladas a los juegos del circo, consentidas y estimuladas para el populacho por cálculo político. Las marionetas no podían faltar en la Roma imperial, como no han faltado en ninguna época en ninguna ciudad. Los romanos, sin embargo, en sus gravead, en su orgullo de ciudadanos privilegiados, en su conciencia de domadores del mundo, tenía prohibido dedicarse a estas artes del mundo, tenía dedicarse a estas artes menores que desprestigiaba al hombre: las de distraer a los otros hombres. Y así los actores <y entre ellos los marionetitas, claro> no podían ser ciudadanos romanos. Se podía ser mago, charlatán, actor o marionetita, sólo en dos casos: o siendo extranjeros o siendo esclavo.
3. Venecia.
Los venecianos atribuyen el origen de la palabra Marionetta a una leyenda según la cual doce parejas jóvenes se fueron de sus hogares para casarse en la iglesia de Santa María de la Salud. De improvisto, una banda de piratas desembarco cerca de la iglesia atacando a la multitud y se llevaron a las doncellas aprovechando la confusión. Los jóvenes de Venecia alcanzaron a los piratas y lograron rescatar a sus novias. Desde ese momento se hizo costumbre celebrar el aniversario del hecho con una gran fiesta en la cual se efectuaba el casamiento de doce parejas de jóvenes. Esto ocasionaba tantas ofuscaciones entre los habitantes que decidieron sustituir a las doncellas por muñecas de madera las que fueron llamadas Mariettas o Marionettas.
A principios del siglo XVI utilizaban las marionetas para propagar la moda, las exhibían en la plaza San Marcos, Venecia, vestidas con los últimos modelos llegados de París. Esta costumbre decayó debido a que los sacerdotes comenzaron a combatirla hasta lograr desterrarla.
En 1795, Laurent Mourguet, un obrero de sedería de Lyon, instalo un teatro que subsistió bajo su dirección hasta 1815.
El termino Guignol era el nombre de un canut, apodo de los obreros tejedores de seda que gozaban de gran popularidad. A partir de esto el nombre Guignol se comenzó a utilizar para denominar el teatro donde aparecen los muñecos, en memoria de Mourguet.
El nombre de Polichinela o Pulchinela, se debe a Paulo Ginella, el primero en presentar títeres en Nápoles, pero fue popularizado por Puccio d'Aniello.
Cada país ha tenido su polichinela bajo diferentes nombres y formas, no distinguiéndose sus bufonadas más que por el carácter de la nación que representa: Pendj en Persia, Punch en Inglaterra, Pulchinella en Italia, Don Cristóbal en España, Hanswurst y Casperl en Alemania, Juan Klaassen en Australia, Hans Pickelharing en Holanda, Karagueuz en Turquía, Petrouchka en Rusia, Gnafrón y Guignol en Francia y Woltje en Bruselas.
4. Francia
La primera mención del nombre Marionette que se conoce en Francia, se encuentra en el libro de Sérées de Guillermo Bouchet en el año 1584 y 1608.
En 1847, George Sand, famosa novelista francesa, asistió en compañía de Víctor Borie como únicos espectadores al estreno de un pequeño teatro que para distracción de ellos mismo construyó su hijo Mauricio y el pintor Eugène Lambert.
La construcción del escenario era muy simple. Una silla cuyo respaldo estaba colocado hacia el espectador, sostenía un gran cartón de dibujo y una cortina para ocultar a las miradas del espectador, los operadores forzosamente arrodillados detrás del mismo eran quienes manipulaban los muñecos inhábilmente dirigidos, sin pretensiones y sin imaginar el porvenir que estaba reservado a ese Guignol de instalación tan precaria, que se llamó Thèatre des Amis.
Ello resultó tal éxito que realizaron un nuevo escenario donde pudieran moverse libremente, allí actuaban más de siete muñecos.
Al año siguiente, 1848, introdujeron nuevos actores y a partir de 1849 se representaban los dramas más terroríficos e impresionantes como Una tempestad en un corazón de bronce, Los aceros de Toledo, El fantasma nocturno y Roberto el buen ladrón.
El Thèatre des Amis tuvo su glorificación desde 1854 a 1872. Durante esos años se representaron más de cien obras diferentes y parodias de piezas populares.
A partir de 1872, los familiares y amigos de George Sand se dispersaron y su hijo continuó a cargo del Guignol. En ese momento, Sand sugirió la construcción de un teatro más perfeccionado, se realizaron carriles y otros aparatos que facilitaban la decoración del escenario. Asimismo decidieron agregarle cuerpo a los títeres, ya que hasta ese entontes eran solo manos y cabeza.
Hacia 1880 el Thèatre des Amis fue trasladado al atelier de la casa de Mauricio Sand (Imagen de la izquierda). El escenario era muy artístico, tenía un telón formado por una cortina roja. Ya contaban con cuatrocientos muñecos y más de cien obras. Pero cuando Mauricio Sand murió en 1889, todo desapareció con él quedando únicamente un volumen titulado thèatre des Marionettes.
En 1861 se inauguró en los jardines de las Tullerías, un Guignol dirigido por Luís Emilio Edmundo Duranty quien anhelaba que las obras estrenadas tuvieran gran trascendencia literaria. Sin embargo, sus buenas intensiones duraron muy poco porque no conseguía atraer al público por el carácter de las obras que representaba.
Lemercier de Neuville creó los pupazzi recortando dibujos y pegándolos sobre maderas formando siluetas, para su hijo enfermo. Esto les sugirió la idea de dar una representación en presencia de amigos. Gustavo Doré y Carjat se entusiasmaron con el proyecto y aportaron ayuda con sus ilustraciones.

Luego Lemercier de Nouville decidió crear sus propias siluetas tallándolas en madera y los vistió artísticamente presentándolos en público en 1863. Fue todo un éxito y atrajo no solo al público, sino también a la prensa en general.
En 1875, Thomas Holden estrenó en Paris un teatro de marionetas que tenían extraordinaria semejanza con los actores humanos pero no embelesaban mayormente.
Enrique Signoret tuvo la idea de crear un teatro para revivir obras de diversas épocas, al mismo tiempo resolvió no recurrir a verdaderos actores sino emplear marionetas. Esta idea se hizo realidad en mayo de 1888 representando las piezas El guardián vigilante de Cervantes y los pájaros de Aristófanes. El público estaba compuesto por poetas, escritores y artistas ilustres.

A partir de este momento, hasta 1892 se representaron obras de Cervantes, Shakespeare, Muricio Bouchor, Amadeo Pigeon y otros.

5. China
Los títeres y marionetas son conocidos en China desde tiempo remoto. Durante el siglo VIII el Guignol estaba en su florecimiento contando con el emperador Hiouen-Tsong. Se presentaban obras acerca de destacados héroes, escenas de la vida diaria, de animales que simulaban hablar y grandes pantomimas. Las marionetas eran similares a las europeas o mecánicas y solían actuar solo los días festivos. Se usaban también los títeres ambulantes.
El Guignol no solo estaba destinado a recrear al pueblo, sino que participaba también en ceremonias oficiales.
6. Japon
El guignol fue llevado desde China a Japón, con el nombre de Bunraku por Menukiya Tyozanburo, renombrado músico del siglo XVI. Tuvo gran aceptación llegando a ser uno de los entretenimientos favoritos del pueblo. Combinaban la manipulación de los títeres con la recitación de baladas dramáticas.
En Japón había dos clases de Guignol. El de muñecos accionados desde arriba con hilos (marionetas) y el de títeres manipulados directamente por los operadores. Pero en 1941 no existía más que una marioneta en Osaka, llamado Bunraku-za.
7. España
En España los primeros títeres eran en general manipulados por gente que los utilizaba para disimular su mal vivir. Recorrían los pueblos atrayendo a los lugareños al son de silbatos y campanillas.
Con el tiempo el Guignol fue introducido en las iglesias y monasterios donde estrenaban obras basadas en la Biblia y la vida de los Santos. Luego salieron al pueblo para continuar dando dramas y comedias de carácter religioso hasta que fueron expulsados por representar obras satíricas y divulgar la magia y el sortilegio. Más tarde aparecen nuevamente con gran éxito exhibiéndose en teatros.
España también fue la cuna de Federico García Lorca, poeta y titiritero, quien alternaba sus éxitos desde 1923 con obras como Misterio de los Reyes Magos, Retablillo de Don Cristóbal, Amor de Don Perliplin, etc. Recorría los lugares más apartados para ofrecer obras de Cervantes, Lope de Vega, Juan de la Encina y otros.
8. Inglaterra.
En los templos de Inglaterra aparecieron los crucifijos y las madonas cuyos ojos y miembros eran móviles y representaban obras basadas en capítulos bíblicos y episodios de la Pasión. Después continuaron con las mismas obras fuera de las iglesias con su cumbre en el siglo XVII cuando fueron abolidos los teatros acusados de ejercer influencia corruptora.
En 1713 Martin Powell utilizaba un Guignol que se llamaba Punch Theatre. Realizaba representaciones de sátiras políticas y baladas populares.
9. Alemania
El origen del títere en Alemania se debe a la afición y habilidad que tenían los antiguos campesinos para esculpir en madera de tilo de sus bosques. Los primeros aparecían en las catedrales y monasterios. Los guerreros del Hortus deliciarum del siglo XII son las primeras marionetas que se conocen en Alemania y generalmente representaban guerreros. Lo peculiar era que tiraban de los hilos pero desde los laterales.
En el siglo XVIII el Guignol estaba en su apogeo, las representaciones se efectuaban con gran lujo y perfección. La nobleza tenía sus propios teatros destacándose el del castillo Eisenstadt del príncipe Nicolás José de Esterhazy.
En el siglo XIX el títere se había modernizado, es entonces cuando aparece un nuevo sistema de marionetas al que denominaban Teatro de Ilusión. Los personajes estaban algo humanizados y tenían la mímica natural puesto que las cabezas eran realmente humanas. Era necesaria muchísima habilidad para dominar estos títeres. Los actores se colocaban en la parte posterior del escenario y sacaban la cabeza por delante de la cortina apoyándose sobre el cuello del muñeco.
Los titiriteros, marionetistas y sombristas alemanes se hallaban hasta hace pocos años agrupados en organizaciones que los ayudaban a resolver sus dificultades por medio de informaciones referentes a la historia y técnica del Guignol y las sombras. Muchos maestros lo han incorporado a las escuelas y ofrecen representaciones al mismo tiempo que enseñan su construcción y la manera de manipularlo.
10. Checoslovaquia
Checoslovaquia es el país que cuenta con mayor cantidad de teatros de muñecos y donde familias enteras practican el arte del Guignol como una profesión tradicional. Los teatros son notables por el arte de sus producciones y los equipos técnicos que poseen.
11. Rusia
En Rusia se destacan Lapin, Demmeni, Olga Aristova, Nina Efimova entre otros. Después de Checoslovaquia, Rusia es el país con mayor número de teatros de sombras, marionetas y títeres.
12. Estados Unidos.
En Estados Unidos los títeres fueron usados principalmente por los Indios Hopi. Eran muy hábiles en tallar y pintar muñecos. Usaban títeres en sus ritos como la Fiesta de las serpientes y las leyendas del trigo, maíz y otros cereales.
La primera función que se realizó en Nueva York, fue en 1739 pero hasta el siglo XX no se conoce más que la presencia de algunos titiriteros extranjeros.
El resurgimiento se debe a Mauricio Browne, quien estrenó en Chicago en 1915 Alicia en el país de las maravillas.
Los Piccoli, nombre del Guignol de Milán, fueron creados por Vitorio Podrecca, quien recorrió el mundo para presentarse en Europa y América. Las marionetas de este artista son consideradas las más artísticas y técnicamente perfectas.
13. Argentina
Los más antiguos antecedentes que se encuentran en Argentina se refieren al año 1791 y se vinculan naturalmente con la corriente de teatrillos ambulantes que recorrieron España.
Quien tuvo notable actuación fue un empresario español que llegó en 1831 y levantó un tinglado para hacer títeres en un lugar llamado el “Hueco”. Igualmente, recién a fines del siglo XIX se pueden encontrar noticias ciertas sobre otros titiriteros.
En la actualidad quienes luchan por el arte titeril son en primer lugar Javier Villafañe, luego Mané Bernardo y Sarah Bianchi. También se debe mencionar a C. Moneo Sans fundador del Museo de Muñecos de la ciudad de La Plata y a los hermanos Héctor y Eduardo Di Maurdo.
En 1898 salieron de Italia los tradicionales marionetistas Bastián de Terranova y su esposa Carolina Ligatti. Instalaron en Brasil un teatro con autenticas marionetas sicilianas. Luego de doce años se trasladaron a Argentina, inaugurando La Boca con el Guignol San Carlino.
El Museo Argentino del Títere nace el 5 de Noviembre de 1983 pero es desde agosto de 1996 que cuenta con sede propia en la calle Piedras 905. Para entonces, ya habían comenzado los trabajos de refacción en la que fue la casa natal de Mané Bernardo.
Allí abre sus puertas al público inaugurando su primera sala Serguei Obrastzov, en homenaje al gran titiritero ruso. En esta sala se exhiben títeres de África, Europa, Asia y Oceanía. En 1999 se suma la sala Moneo Sanz, dedicada a los titiriteros argentinos y en diciembre de 2000 la sala latinoamericana en homenaje a Lola y Mireya Cueto, mejicanas.
- Bibliografía.
  • Beloff Angelina, Muñecos Animados, prologuista Antonio Acevedo Escobedo, México, Ediciones de la Secretaria de Educación Pública, 1945.
  • Cueto Mireya, El teatro Guignol, México, Textos del Teatro Estudiantil de la
  • UNAM, 1953.
  • McPharlin Paul, Animal Marionettes, New York, Harper & Brothers Publishers, 1936.
  • McPharlin Paul, The Puppet Theate in America, New York, Harper & Brothers Publishers, 1949.
  • Títeres, sombras y marionetas, Maria del Carmen Schell

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